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“Tenemos que quedarnos en casa porque nuestra vida depende de ello”, Sheila Felipe, enfermera y alumni UPSA
Publicado: 03/02/21
Sheila Felipe Hidalgo finalizó sus estudios de Enfermería en la UPSA hace apenas un año y medio. En marzo de 2020, recibió una llamada que le permitió iniciar su experiencia profesional en la planta COVID-19 del Hospital Clínico Universitario de Salamanca. Una primera experiencia laboral que le ha hecho crecer a nivel profesional y también desde el punto de vista personal. Desde entonces, esta enfermera no ha dejado de trabajar. Ha vivido la primera ola y, en la segunda, regresó a esta planta con mucha más experiencia y conocimiento de enfermedad. Sheila Felipe relata que ha sido una situación difícil, pero le ha permitido un aprendizaje diario y constante. Por su experiencia como sanitaria, envía un mensaje de concienciación y pide a la gente que se quede en sus casas.
Pregunta (P): Hace poco tiempo que terminó sus estudios de Enfermería en la UPSA, pero ha estado en la primera línea de esta pandemia. ¿Cómo ha vivido esta situación a nivel personal y profesional?
Respuesta (R): Profesionalmente, esta experiencia me ha permitido trabajar de una forma relativamente rápida y fácil porque, en un escenario sin pandemia, la situación en España no era muy favorable para el sector. Sin embargo, desde el punto de vista personal, ha sido una situación difícil. Es cierto que no puedo compararla con otras porque no tenía experiencia laboral, pero ha sido muy complejo.
P: El mes de marzo de 2020 el personal sanitario se enfrenta a un virus casi desconocido y muy contagioso. ¿Cómo fueron los primeros días de la pandemia?
R: Empecé directamente a trabajar en la Unidad COVID-19 cuando decretaron el estado de alarma. La primera noche estaba la planta vacía y, de repente, a las 4:00 horas de la mañana, empezaron las llamadas. Comenzaron los ingresos de algunas personas y, en muy poco tiempo, llegaron once personas a la Unidad. Fue una situación un poco caótica porque no sabíamos qué hacer y no disponíamos de la información suficiente sobre la enfermedad. Yo me encontraba un poco perdida porque era nueva, pero mis compañeras también estaban inquietas a pesar de su experiencia profesional. Ante una situación así, no sabes cómo reaccionar, ni qué hacer con los pacientes, porque realmente casi no sabíamos nada sobre el virus.
P: ¿Cómo vivió el día a día y también sus compañeros y compañeras sanitarias?
R: Con mucho estrés. La gente estaba muy irascible y había mucho cansancio. La información escaseaba y no se sabía cómo reaccionar ante los diferentes síntomas, cómo se comportaba esta enfermedad nueva y, sobre todo, cómo actuar con los pacientes.
P: ¿Qué recuerdo, tanto bueno como malo, destacaría de esta situación?
R: Lo bueno que me llevo de todo esto es que creo que hemos aprendido a apoyarnos los unos a los otros y a trabajar más en equipo. Mientras que lo malo es, sin duda, la cantidad de personas que ha muerto sin que se pudiera hacer nada para evitarlo.
P: ¿Qué significaron para usted los aplausos de las 20.00 horas?
R: Al principio, me pareció que estaban bien porque era un gesto de reconocimiento, de compañía y de solidaridad; pero luego dejaron de tener este significado. Te cuestionas hay que personas que aplauden, pero no respetan las normas y también que algunas de ellas solo lo hacían por el simple hecho salir a pasar el rato en el balcón… En algunos momentos no le encontraba el primer y verdadero sentido al gesto del aplauso.
P: ¿Algún acto o historia que le haya emocionado especialmente?
R: La verdad es que con los pacientes no nos daba tiempo a conectar porque tenías que ir tan rápido a todos los sitios que no podías apenas hablar con ellos: salías de una habitación para entrar corriendo en otra. Lo que sí que me sorprendió mucho es que, en la ronda de pacientes habitual, los veías bien y, cuando volvías entrar a la media hora, el paciente se había muerto de repente, sin avisar y sin ninguna señal. Eso a nosotras, como personal sanitario y como personas que estábamos ahí con ellos, nos chocó muchísimo.
P: El vínculo con los pacientes no fue estrecho, pero sí que mantuvieron contacto con sus familias.
R: Efectivamente. los pacientes no se encontraban en una situación adecuada para poder transmitirles nada. Había algunos que ni si quieran podían hablar y aquellos que podían, era muy poquito. Sin embargo, sus familias se pusieron en contacto con nosotros. Gracias a que la empresa que gestiona las televisiones de las habitaciones del Hospital permitió su uso gratuito, pudimos hacer videollamadas. Era la forma en que la familia del paciente se quedaba tranquila. Algunos pacientes no se enteraban de mucho y, aquellos que estaban más conscientes, se emocionaban.
P: ¿Qué aprendizaje extrae de su experiencia en esta pandemia?
R: La vida es muy corta; hay que disfrutarla. Sin embargo, ahora estamos ante una situación de responsabilidad social en la que todos tenemos que aportar un poco para que esto se acabe cuanto antes y podamos volver a la antigua normalidad y estar con nuestros amigos y con nuestra familia.
P: ¿Qué le ha aportado cada etapa de esta pandemia?
R: Cada ola o etapa ha sido un aprendizaje de una situación nueva, aunque he de reconocer que la asistencia de los pacientes COVID-19 no es complicada. He aprendido cada día de los pacientes, despacio, pero bien. En cada etapa he ido mejorando la técnica de ciertas cosas y he aprendiendo a diferenciar los posibles síntomas.
P: ¿Cree que la sociedad se ha concienciado más con el paso del tiempo?
R: De la primera ola a la segunda, sí que ha habido más concienciación, pero, de la segunda a la tercera, no. En Navidades nadie estaba concienciado y, un ejemplo de ello han sido muchas imágenes recientes de gente tirándose bolas de nieve sin mascarilla y sin distancias.
P: ¿Qué consejos daría a los estudiantes de Enfermería de la UPSA?
R: Nunca tienen que rendirse porque van a tener unos años muy duros, sobre todo, durante sus prácticas porque la situación ahora no es la más adecuada. Pero, sin duda, estudiar Enfermería merece la pena, van a trabajar muy bien y acorde a lo que han estudiado.
P: Y para la sociedad, ¿cuál sería su mensaje?
R: Les pediría paciencia: ya tendremos tiempo de salir de fiesta, de quedar con nuestros amigos, de volver a la vida de antes; pero ahora lo más importante para poder volver a estar con nuestra familia y con nuestros amigos, es quedarnos en casa, no montar fiestas y ser responsables, usar la mascarilla y no estar con muchas personas, porque, al fin y al cabo, nuestra vida y la de nuestros seres queridos depende de ello.