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Eddy Yao: “La formación recibida nos permitirá proponer enfoques nuevos enriquecidos en nuestros países”

Publicado: 20/01/21

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Proveniente de Costa de Marfil, Eddy Yves Yao es uno de los once alumnos que disfrutan este curso de las Becas de Cooperación Eclesial que cada año concede la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) a sacerdotes procedentes de diócesis de países de África, Asia y América Latina. Yves Yao, sacerdote que está cursando Derecho Canónico persigue mejorar su formación y ayudar así en las tareas que le encomiende el obispo a su regreso, porque este es el objetivo de las becas, colaborar en el desarrollo de las diócesis de origen a través de la formación académica. La UPSA ha destinado a estas becas 110.000 euros para el curso 2020-2021, 10.000 euros por cada beca, que sufragan los gastos de matrícula, manutención durante el curso académico, seguro médico y una ayuda mensual para asuntos académicos. Los sacerdotes becados proceden de India, México, Camerún, Costa de Marfil, Mozambique, Costa Rica, Colombia, El Salvador, Argentina. Desde 2003, que se pusieron en marcha, se han beneficiado alrededor de 300 sacerdotes de países de África, Asia y América Latina.

Pregunta (P): ¿Cómo está siendo su experiencia en la Universidad?

Respuesta (R): Desde la misma Universidad hasta la residencia donde vivimos, el Colegio Mayor Santa María, lo estoy pasando muy bien. Estoy aprendiendo mucho, tanto a nivel académico con los profesores y compañeros de clase, como a nivel espiritual y humano con los compañeros del Colegio Mayor.

P: ¿Por qué ha elegido la UPSA para completar su formación?

R: Ha sido la Curia de mi Diócesis la que tramitó mi formación. Sin pretender contestar en su lugar, diré que sabía que podía confiar plenamente en los recursos técnico-académicos y en la cualidad de la docencia en la UPSA para que yo recibiera una formación apropiada.

P: El objetivo de las becas es ayudar a las diócesis más necesitadas. ¿Cómo se beneficiará su diócesis de origen de sus estudios?

R: Estudio Derecho Canónico y podré prestar servicio en todos los ámbitos en los que el Derecho Canónico me lo permita. Es propiamente mi obispo quien determinará el campo en que tendré que actuar, según las necesidades del momento, ya sea en el ámbito judicial, administrativo, académico o pastoral.

P: ¿Cuáles son las principales necesidades de la Iglesia en Costa de Marfil?

R: Hay una que importa verdaderamente: consolidar sus adquisiciones en materia de fe para poder crecer y afianzarse en la caridad y en la esperanza. Solemos pensar que las necesidades son materiales. Lo son, pero no exclusivamente: antes de lo material, cabe lo espiritual de tal modo que antes de edificar la iglesia, se tiene que edificar la Iglesia. Antes de construir el edificio o preocuparse por el éxito de tal o tal proyecto, hay que construir la Comunidad de fe, esperanza y caridad. Porque cuando tenemos un cristiano auténtico, tenemos sin duda alguna, un ciudadano ejemplar que obra con valentía, civismo y consciencia profesional en el desarrollo de su comunidad y su país sin dejarse engañar por las estructuras de pecado, que ya hundieron a muchas voluntades, en sí laudables, a las que faltaban las bases espirituales. 

Esta exigencia justifica y consolida la importancia de la formación que recibimos, por lo que nos permitirá proponer enfoques nuevos enriquecidos por datos académicos y la experiencia adquirida desde el contacto con personas de horizontes diversos.

P: En Costa de Marfil predominan el Cristianismo, con un 44 % de la población, y el Islam, con un 37 %. ¿En qué situación se encuentra el Cristianismo en relación a otras religiones?

R: El Cristianismo se encuentra muy bien. Tenemos varias religiones que cohabitan pacíficamente y saben colaborar fructuosamente en varias ocasiones. La libertad religiosa es un hecho acertado en Costa de Marfil. Agradecemos mucho a Dios por esta gracia que nos regala para que podamos darle, con toda libertad, el culto que Le debemos.

Yves Yao no quiere finalizar la entrevista sin agradecer a su obispo, a la UPSA y a todos aquellos que, de algún modo, hacen posible y agradable, esta formación. “Dios les pague y agradezco mucho a Dios, cuya gracia nunca me ha faltado y le pido que nunca me falte”.