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Pilar Bernal. Vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras España y periodista del Área de Internacional de Informativos Telecinco

Publicado: 04/12/19

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Pilar Bernal, periodista de Internacional de Telecinco, ha sido nombrada vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras España. Conocedora de las dificultades a las que se enfrentan a diario los corresponsales y enviados especiales, denuncia los abusos de poder y las limitaciones que atentan contra el derecho a la información. Recién llegada de Irak nos concede esta entrevista, en la que deja patente su compromiso con la libertad de expresión y la pluralidad informativa.

1. Como vicepresidenta de Reporteros Sin Fronteras, ¿qué retos asume en este nuevo cargo?

La libertad de prensa está amenazada, como siempre, pero ahora en más frentes que nunca. Los periodistas son percibidos como personajes molestos, incluso en las democracias más sólidas del planeta, y se atenta sin pudor contra el más básico de los derechos: la necesidad de los ciudadanos de estar informados. Poderosos personajes como Trump o Bolsonaro creen que pueden referirse a los periodistas como enemigos y están convencidos de que ya no nos necesitan como intermediarios porque pueden comunicarse directamente con sus electores, trasmitiendo sus 'hechos alternativos': combatir esa peligrosa tendencia es nuestro reto cotidiano en RSF. En concreto, en la sección española miramos con especial atención todo lo que sucede en Iberoamérica, una prioridad absoluta para RSF España, porque esos países son nuestro ámbito natural de intercambio cultural y lingüístico. Por eso, la preocupación tiene que ver con lugares como México, Venezuela, Brasil, Cuba o Bolivia, donde se producen atentados diarios a la labor de los informadores, a los que apoyamos desde España con nuestros distintos programas de acogida y sensibilización. 

2. ¿Cuáles son las principales demandas de la ONG en España?

Tenemos dos inquietudes muy importantes en España en estos momentos: Cataluña y VOX. RSF exige que cesen las agresiones contra los periodistas en Cataluña, que son objeto de un hostigamiento desmedido desde hace más de dos años. RSF lo ha denunciado en múltiples ocasiones, pero en las últimas semanas ha sido aterrador, con más de medio centenar de agresiones físicas contabilizadas en dos años de conflicto abierto. Las condiciones de libertad para ejercer el periodismo en Cataluña se han precarizado hasta el punto de que los equipos no pueden llevar señales identificativas de los medios a los que pertenecen porque son objeto de todo tipo de humillaciones. Hacía tiempo que el periodismo, al menos en España, no era un oficio de riesgo, pero nos volvemos a encontrar con un escenario inquietante.

En segundo lugar, es imperativo que una formación como VOX, que ha irrumpido con fuerza en la vida política del país, no coloque  a los periodistas en su punto de mira. Es intolerable el veto a la prensa en los actos políticos de un partido que participa del juego democrático porque la pluralidad informativa es una exigencia indispensable en la construcción de cualquier democracia. También denunciamos las campañas de acoso en redes que VOX y sus dirigentes han alimentado contra determinados periodistas de nuestro país.

La derogación de la ley mordaza es otra de las preocupaciones de RSF y una de las exigencias al nuevo gobierno.

3. ¿Permiten las nuevas tecnologías que el trabajo de los reporteros sea más seguro o contribuyen a que sea más vulnerable?

Las nuevas tecnologías son un valioso aliado de la libertad de prensa, pero, por desgracia, en ocasiones, constituyen un arma en manos de los depredadores de la libertad y la pluralidad informativa. Las redes sociales son un entorno propicio para el acoso, las campañas contra los periodistas y el descrédito orquestado frente a la profesionalidad de quienes tratan de hacer su trabajo.

4. ¿Cuál ha sido su crónica más difícil de enviar?, ¿cuál es la noticia que le gustaría dar en los próximos años?

Lo difícil, al menos para mí, no es tanto enviar la crónica como digerirla después. Pero, quizá una de las que más me costó elaborar fue en México, hace unos años, cuando mis compañeros y yo, haciendo la cobertura de la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa, entrevistamos a un sicario del cártel que les había secuestrado: estar tan cerca al mismo tiempo de los verdugos y de las víctimas fue duro. 

Me encantaría contar una buena historia sobre alguna victoria del ser humano en la lucha contra el cambio climático.

5. ¿En qué ámbitos debería mejorar la formación que se ofrezca desde las facultades de comunicación?

Las cuestiones prácticas y más técnicas del oficio se perfeccionan en una redacción, pero una sólida base intelectual y ética debe aportarla, sin duda alguna, la universidad. El trabajo es siempre vertiginoso, de modo que es esencial tener determinados valores bien apuntalados. Sin exagerar, creo que nos jugamos la supervivencia de nuestra profesión tal y como la conocemos. En caso contrario, habrá comunicadores pero no periodistas. La honestidad bien construida a la hora de aproximarnos a la realidad es lo que nos permitirá ser fuertes para cuidar nuestra siempre frágil independencia y dejar patente la diferencia entre un periodista profesional y un mero difusor de contenidos. 

6. ¿Qué compromiso con la profesión solicitan desde RSF a las instituciones académicas?

Creo que la ética periodística es esencial para que los futuros reporteros tengan claro su papel y las líneas que jamás hay que sobrepasar, un aspecto que en mi etapa de estudiante en la Pontificia se cuidaba muchísimo.  También considero esencial trabajar todo lo relacionado con las emociones y la empatía que hay desarrollar en las coberturas hacia los protagonistas de nuestras historias, pero también hacia nuestros colegas que trabajan en lugares donde ni tan siquiera es posible defender la legitimidad de la verdad sin jugarse la vida. Instituciones como el Dart Centre for Journalism and Trauma, de la Columbia Journalism School, llevan años trabajando en esta línea, pero en España aún nos resultan asuntos demasiado exóticos. Sería estupendo que invitáramos a los estudiantes a comprometerse con RSF ya desde la Facultad. Yo conocí la organización cuando, con 19 años, la Universidad Pontificia me dio la oportunidad de hacer un Erasmus en Francia, y desde entonces mi vinculación, de un modo u otro, no ha cesado. Levantar esa conciencia desde la universidad es un buen antídoto contra la indiferencia.

7. ¿Qué aspectos recuerda con especial cariño tras su paso por las aulas de la UPSA?

Las clases los primeros años en la calle Compañía, la biblioteca de Teología donde iba a estudiar porque siempre había poca gente, los cafés con mis amigos y un puñado de profesores extraordinarios como Antonio Pintor o Arturo Merayo.

8. ¿Qué consejo le daría a los estudiantes que estos momentos se preparan para ser periodistas?

Que conviertan el rigor en su más fiel aliado. Nuestro trabajo es esencial en estos momentos de anti periodismo pero con los ingredientes clásicos: verificación, verdad, curiosidad y empatía. 

9. Un libro

‘A sangre y fuego’, Manuel Chaves Nogales.

10. Una película

‘El Gran Carnaval’. La vi por primera vez cuando nos la puso Rosa Pinto y vuelvo a verla cada cierto tiempo. Por desgracia siempre está de rabiosa actualidad.

11. Un lugar en el mundo

Irak, lo tengo muy reciente. Cada vez que he ido me ha parecido un país diferente.

12. Si no hubiera sido periodista, ¿a qué se habría dedicado?

Ummm….No se me ocurre otro camino mejor.